domingo, 19 de abril de 2015

La Música

Desde el principio, la música fue creada con un propósito Santo, elevar los pensamientos hacia aquello que es puro y noble, además de despertar en el alma consagración y gratitud hacia Dios.
Pero ese don, fue perdiendo su verdadero significado cuando el hombre empezó a tener ídolos, las hermosas alabanzas fueron remplazadas por algarabías y estruendos dedicados a los dioses paganos, de esta manera disfrazando sus oscuras intensiones detrás de canciones relacionadas con el amor, romance, aventura, deseo, pasión y locura.
Del mismo modo, existen diversos ritmos musicales con diversos temas degradantes como sexo, machismo, feminismo, blasfemia, suicidios, homicidios, entre otros. Este tipo de música, provoca en las personas, especialmente jóvenes actuar de manera irracional, ocasionando daños:
FÍSICOS: "Cuando el ritmo se enuncia con sonidos de percusión, la actividad muscular se estimula, el cuerpo se mueve inconscientemente siguiendo las pulsaciones de los instrumentos...", por lo tanto, si los ritmos son muy acelerados, el cuerpo  también va a reaccionar de manera ruda ocasionando posiblemente daños a su cuerpo.
Actualmente los jóvenes estamos utilizando auriculares o audífonos para escuchar música, el problema radica en que la escuchamos a alto volumen, esto conlleva a problemas auditivos a largo plazo. 
PSICOLÓGICOS: "La música, sin depender del "cerebro jefe"" para obtener entrada al organismo puede todavía excitarse mediante el Tálamo, "el cerebro jefe" es totalmente invadido, y si el estimulo continua por algún tiempo, puede establecerse un contacto intimo con el cerebro y el mundo o realidad" La música, efectos físicos, su efecto sobre el todo del hombre"
En mi opinión, la música es belleza, sentimientos, poder y armonía. Debiera usarse para sensibilizar nuestra mente y corazón a realizar acciones que mejoren nuestro entorno, si tan solo la usáramos con ese propósito, cambiaríamos parte de la realidad de nuestro mundo y seria el mejor acto humano que podemos realizar. 

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